Había llegado el momento de la verdad. Si la división de caballería federal del general McM Gregg conseguía hacerse con Fleetwood Hill, obtendría una posición fuerte en la retaguardia confederada desde la que cortar su retirada primero y desde la que atacarla en conjunción con las brigadas de Buford después. Si así sucedía, la caballería de JEB Stuart quedaría, si no aniquilada, pues era muy difícil en aquella época conseguir resultados tan rotundos, si muy desbaratada de cara a la campaña hacia el norte recién desencadenada por Robert E. Lee con el Ejército de Virginia del Norte; y era muy improbable que, sin caballería, los confederados siguieran adelante con sus planes.
Es posible que todas estas ideas pasaran por la mente del coronel McLellan cuando vio como se le acababa la suerte y los federales, tras haber llegado a la conclusión de que el solitario cañón que les hacía frente desde la colina no era un engaño sino todo lo que se interponía entre ellos y la victoria, iniciaron de nuevo el avance.
Desplegada junto a Brandy Station, la primera unidad federal que empezó el ascenso a la colina fue la 2.ª Brigada, del general Wyndham, cuyos tres regimientos: 1.º de Nueva Jersey, 1.º de Pennsylvania y el diminuto 1.º de Maryland avanzaron alineados de norte a sur con el apoyo de dos secciones de dos piezas de la 6.ª Batería Independiente de Nueva York. Eran las 11.00 de la mañana. Arriba, como ya hemos dicho, McLellan observaba la maniobra con preocupación, hasta que vio llegar, procedente del este, justo por el lado opuesto de la colina, una columna de caballería; se trataba del 12.º Regimiento de caballería de Virginia, perteneciente a la Brigada de “Grumble” Jones, al frente de la cual iba el coronel Harman, un hombre que, según decían los que le conocían, solo sabía dar una orden: ¡Carguen! En cuanto el jefe de estado mayor de Stuart le informó de lo que sucedió, fue exactamente lo que hizo. Tal y como venían, en columna y sin desplegarse, los confederados ascendieron la colina a todo galope y se estrellaron contra el 1.º de caballería de Maryland, al que enviaron dando tumbos hacia retaguardia.
El regimiento confederado no era lo suficientemente poderoso como para derrotar a la brigada unionista, pero si podía contenerla hasta que llegaran refuerzos. Fue lo que hicieron. Luchando como valientes, los jinetes de Virginia compraron con sus vidas el tiempo suficiente como para que llegaran al campo de batalla el 35.º Batallón y el 6.º Regimiento de caballería de Virginia (ambos de la brigada de Jones). A las 12.00, la brigada federal empezó a retroceder de vuelta hacia Brandy Station.
Apenas acababan de conseguir este alivio los confederados cuando, proveniente de los bosques que se extendían al sur de la colina, surgió una nueva amenaza: la Brigada de Caballería de Kilpatrick. Apodado “Kill Cavalry” por sus hombres por las bajas que sufría, lo cierto es que la actuación del general federal no fue demasiado acertada. Había desplegado sus tres regimientos: el 10.º y el 2.º de caballería de Nueva York, y el 1.º de caballería de Maine, uno junto a otro de oeste a este, listos para ascender Fletwood Hill, pero no había tenido en cuenta la zanja de ferrocarril que cruzaba el campo de batalla entre su posición y su objetivo y que iba a retener, desordenar y retrasar el avance de muchos de sus jinetes, convirtiéndolos en presa fácil de los regimientos de caballería confederada que iban a ir llegando al campo de batalla.
En poco tiempo, el 10.º de Nueva York fue derrotado por la Legión Georgiana de Cobb, y el 2.º por el 1.er Regimiento de caballería de Carolina del Sur. Solo los hombres de Maine tendrían más suerte, en cierto modo. Su carga los llevó hasta lo alto de Fleetwood Hill, desbaratando al 6.º de Virginia y lanzándose contra la batería confederada que, entretanto, se había situado en lo alto de la colina. Tras atacar la batería, los de Maine siguieron hacia el norte, hacia un edificio llamado Barbour House, pero antes de llegar giraron hacia el oeste e iniciaron la retirada. De haber seguido hasta él les habría tocado el “premio gordo”, pues allí se hallaba, observando la batalla, el propio Robert E. Lee.
Entretanto, seguían llegando refuerzos confederados, esta vez para desequilibrar la batalla a favor del sur. Primero fue el 11.º de Virginia (perteneciente a la brigada de Wade Hampton, como los regimientos que citaremos a continuación), que se lanzó en persecución de la Brigada de Wyndham, que ya se estaba retirando, y capturó las dos secciones de artillería de la batería independiente, consiguiendo llegar casi hasta Brandy Station antes de ser detenidos por el fuego de su propia artillería, cuyos sirvientes acababan de recuperar sus piezas tras marcharse el 1.º de Caballería de Maine. Luego fueron llegando también el 1.º de Caballería de Carolina del Norte y la Legión de Jeff Davis, que se encargaron de rodear y capturar a los aturdidos restos de los otros dos regimientos de Kilpatrick, que habían vuelto a retirarse hacia el bosque del que habían partido.
Eran las 13.30 cuando terminaron los combates de Fleetwood Hill, poco después de que el general Pleasonton, quien comandaba el cuerpo de caballería federal, hubiera ordenado la retirada. A todos los efectos, acababa de terminar la batalla de Brandy Station, pero no la polémica en torno a su relevancia.
Total que un ataque debiera haber destruido a la caballería confederada acabó en retirada con bajas.
Estoy leyendo los artículos sobre Stonewall de la revista De la Guerra. Solo he encontrado tres artículos ¿se editarán los que faltan?