A pesar de la popularidad que alcanzó el fusil Sharps, del que hablamos en nuestra entrada anterior sobre este tema, hay que decir que, contrariamente a lo que se ha llegado a afirmar, la palabra “sharpshooter” no proviene del nombre del arma, sino de la combinación de “sharp”, agudo, y “shooter”, tirador.
Otro de los modelos que alcanzó cierta popularidad entre los francotiradores fue el Enfield modelo 1853. Se trataba de un fusil de percusión, dotado con un cañón de acero cuya ánima solo tenía tres rayas, más profundas según se iban acercando al fondo, que daban una vuelta completa al interior. Otras de las características interesantes de esta arma fue la bala. Si bien era del ya habitual modelo Minié, cuya característica era que su base cóncava se ensanchaba cuando era disparada pegándose al rayado del ánima y girando sobre si misma mientras la recorría adquiriendo una rotación que hacía que su trayectoria fuera más estable y la puntería más precisa; la bala de este rifle no se fabricaba fundiendo plomo en un molde, sino cortando un grueso hilo de plomo, lo que le daba más resistencia. Aunque hubo diversas variantes, el modelo más habitual tenía 25,4mm de largo y pesaba algo más de 28 gramos, y venía en un cartucho de papel encerado.
Otra de las características interesantes de este rifle fue la mira que empleó. Consistía en una escala montada sobre una pieza deslizable a lo largo del cañón. En la posición más cercana al tirador y con la escala en horizontal, la mira estaba lista para disparar a 100 yardas (91,4m), en la posición siguiente eran 200 yardas, y en las dos siguientes eran 300 y 400. A partir de ahí, el tirador tenía que levantar la escala y emplear el cursor que, según los modelos, permitía apuntar hasta las 900 o las 1250 yardas.
Otro de los rifles que se hizo famoso durante la Guerra de Secesión, esta vez desde el bando confederado, fue el Withworth modelo 1854. Inventado por Joseph Withworth, un ingeniero cuya especialidad era el diseño y fabricación de máquinas para fabricar armas de fuego, se trató de un arma extraordinariamente precisa, más que el Enfield. Esto se debió a dos motivos: en primer lugar a que la bala era más larga y estilizada, y aunque el arma era de menor calibre –solo 11,43mm frente a los 14,65 del Enfield o los 13,21 del Sharps–, la trayectoria del proyectil que disparaba era más estable; y en segundo lugar, no se trataba de un arma de ánima rayada, sino que el interior del cañón era hexagonal, como la bala, a la que se imprimía rotación mediante el giro en espiral de todo el interior del ánima.
Esta característica tan peculiar supuso, sin embargo, un grave inconveniente, y es que no era nada fácil cargar uno de estos rifles, con lo que su cadencia de fuego era bastante lenta; y además se ensuciaban con facilidad, con lo que había que limpiarlos a menudo. Para esto último, el fabricante había adaptado un rascador a la baqueta, con el fin de desincrustar los restos de pólvora que se adherían al interior del cañón. Estas características provocaron que la Unión decidiera rechazar el arma, aunque los sudistas sí que emplearon unos pocos.
De hecho, es posible que una de las víctimas más famosas de este arma fuera el general unionista John Sedgwick. Sucedió el 9 de mayo de 1864, en la batalla de Spotsylvania Courthouse, una de la larga sucesión de batallas con las que Grant acabaría obligando al Ejército de Virginia del Norte de Lee a atrincherarse entre Richmond y Petersburg. Aquel día el general se acercó al frente para amonestar a sus hombres porque se habían tirado al suelo para evitar el fuego de los francotiradores confederados desde una distancia de entre 800 y 1000 yardas. Los soldados habían identificado el arma gracias al estridente silbido que hacían sus balas, y también lo hicieron los miembros de su Estado Mayor. “¿Como? ¿Hombres agachándose solo por unas pocas balas? ¿Qué harán cuando sea toda la línea de frente la que dispare una andanada? Me avergüenzo de ustedes. A esta distancia no podrían darle ni a un elefante”. La invectiva no tuvo demasiado éxito, pues los hombres siguieron agachándose al oír llegar las balas, así que el general repitió sus críticas, pero tan solo unos segundos después cayó al suelo, alcanzado por una bala justo por debajo del ojo izquierdo.
Los francotiradores son tácticamente defensivos. Se colocan cual cazador en una posición y desde ahí tiran contra el enemigo que se acerca. Durante la guerra casi siempre atacaban los federales así que los confederados tenían más oportunidad de usar a los francotiradores.
Buenas tardes Dani.
Yo matizaría un poco esta afirmación. Los francotiradores también podían ser empleados en acciones de vanguardia, avanzando por delante de la fuerza (un poco la modo de la infantería ligera) para localizar al enemigo y eliminar a sus mandos, artilleros, etc. De hecho, si no recuerdo mal, durante la batalla de Gettysburg los tiradores de Berdam fueron enviados más allá de la carretera de Emmitsburg para enfrentarse a los confederados que pudieran moverse por los bosques sobre Seminary Ridge.
Lo que si es cierto, por otro lado, es que el francotirador-cazador como se verá más adelante aún no existían, y solían combatir en grupos más grandes. El caso que cito de Gettysburg, fue toda una compañía la que fue enviada.
Pero no adelantemos acontecimientos.
Admito la matización, pero diría que el uso de los francotiradores es más bien defensivo que ofensivo.