El espíritu de frontera que impregnó los primeros años de existencia de los Estados Unidos de América fue origen de una cultura en la que la puntería, ya fuera para la caza o ya fuera para la autodefensa, adquirió gran importancia. Ya durante la Guerra de la Independencia hubo grupos de francotiradores, algunos de los cuales se convirtieron en héroes populares, por lo que no es extraño que, cuando estalló la Guerra de Secesión, volvieran a reclutarse unidades de este tipo, como los Berdan´s Sharpshooters o los batallones de tiradores confederados.
Como parte de una serie de ellas que vamos a dedicar a la cuestión de los francotiradores durante la Guerra de Secesión de 1861-65, empezaremos fijándonos en las armas que emplearon, dejándonos guiar, fundamentalmente, por el recorrido armamentístico que siguieron los dos regimientos de Hiram Berdan.
Al principio, cada uno de los voluntarios se personó con su propia arma, con lo cual hubo una gran variedad, entre las que triunfaron los llamados “target rifles”, rifles elaborados por múltiples fabricantes, pero siempre con especial cuidado para hacerlos más precisos. Su tubo estaba rayado en el interior y solían ser octogonales por el exterior, aunque también los hubo de cañón redondo. Además, estas armas solían montar una mira de entre tres y veinte aumentos. Hubo muchos modelos, cuyos pesos fueron desde los 13,6 del modelo fabricado J.F. Brown a los 26 kilogramos del fusil de asedio de Abe Williams.
Durante los primeros meses de la guerra, Berdan hizo todo lo posible por reunir todos los “target rifles” que pudo encontrar para armar con ellos a sus regimientos; sin embargo, la diversidad era mucha y era necesario encontrar un modelo concreto que sirviera para estandarizar el armamento de la unidad, la solución fue el Rifle de Repetición Colt.
Basado en el revolver Colt modelo 1855 y concebida por E. Root, superintendente de la fábrica Colt de Hartford, el elemento fundamental del arma era el barrilete en el que se cargaban las balas: 6 en los fusiles de calibre 36 o 44 y cinco en los del calibre 56. Sus principales ventajas eran su precisión y la posibilidad de efectuar varios disparos sin recargar, lo que lo convertía, en manos de un buen tirador, en un arma letal. Sin embargo, tenía algunos defectos graves: durante el disparo se proyectaban partículas que podían molestar y cegar temporalmente al usuario o, peor aún prender los cartuchos que se hallaban en los demás compartimentos del barrilete, haciéndolo estallar, con el consiguiente riesgo, para el tirador, de perder el dedo gordo y el índice. Además, el proceso de recarga era largo y complicado, ya que era necesario atacar los cartuchos al meterlos en los compartimentos del barrilete, para lo cual el fusil venía equipado con una baqueta, muy parecida a las que empleaban las armas normales.
Este rifle no tuvo demasiado éxito entre los soldados y surgió la necesidad de buscar un arma nueva. La que se eligió fue el rifle Sharps. El hombre que introdujo este arma en la unidad fue el sargento Truman Head, llamado “California Joe”, un cazador de osos que había adquirido un Sharps modelo 1859 y que, cuando se unió a los francotiradores, habló tan bien del arma a Berdan, que este decidió adoptarla para todos sus hombres.
De 1,2 metros de largo, solo 4,3 kg de peso y 13,21 mm de calibre, esta arma tenía 6 rayas en el ánima y, lo más importante, era de retrocarga. Esto último significaba que el tirador no necesitaba incorporarse para recargar, sino que podía hacerlo mientras estaba tumbado o escondido y sin perder el objetivo de vista. Un buen tirador podía llegar a disparar entre 8 y 10 veces por minuto, mucho más que los dos disparos que se conseguían con las armas de avancarga.
Gracias al apoyo de Lincoln, Berdan pudo encargar 2000 ejemplares del Sharps Modelo 1859, pero con algunas modificaciones sobre el modelo original, como la supresión del sable bayoneta y la instalación de un doble gatillo; no para disparar dos veces, sino que una vez apretado el primer gatillo a fondo, el segundo quedaba muy suelto, de modo que bastaba una presión muy suave para disparar el arma, con lo que se ganaba precisión. La compañía Sharps iba a fabricar más de 80 512 carabinas y 9141 fusiles durante la guerra, y sus productos fueron tan apreciados que los confederados harían todo lo posible por capturarlos y reutilizarlos, e incluso llegarían a fabricar 150 000 copias, aunque de menor calidad.
¿Están bien los datos de fabricación? 9.141 fusiles me parecen pocos, sobretodo si los sureños fabricaron 150.000.
Y una pregunta; eran de retrocarga pero con bala de cartucho metálico o de papel.
Buenas noches Dani. Lo cierto es que el concepto de francotirador estuvo mucho más difundido en el ejército confederado, donde cada brigada formó un batallón de ellos, que en el unionista, donde lo que se crearon fueron regimientos específicos. Ya hablaré sobre esto más adelante.
Además, hay que tener en cuenta que la Unión empleó más modelos de armas, entre ellos el Enfield, del que se importaron unos 900 000.
Con respecto al cartucho, durante la guerra de secesión el Sharps empleó, mayoritariamente, un cartucho de papel.
Un saludo.
Hola, Javier. Te sigo en Histocast, por supuesto aquí y también soy suscriptor de Desperta Ferro, así que, lo primero, darte la enhorabuena por todas las iniciativas (que alcanzo a saber) en las que estás metido.
Segundo, me interesaría saber si hubo francotiradores en el ejército Austrohúngaro durante la Guerra de Unificación Italiana o la Guerra de las Siete Semanas. Y si es así, qué tipo de armamento utilizaron. Muchísimas gracias de antemano.
Buenas tardes Javier.
Esto debe ser lo que llaman «una de cal y una de arena». 🙂
Aunque puedo suponer que los hubo, ya que el concepto de tirador de élite no era nuevo en aquella época, la verdad es que no conozco estas guerras con la suficiente profundidad como para contestarte con precisión.
Dicho esto, interesante desafío el que planteas. A ver si tengo ocasión de investigar un poco en el futuro.
Un saludo.
Me alegro de que te haya picado la curiosidad. Hasta donde he llegado yo, para el año 66 el ejército austrohúngaro ya no tenía «tropas ligeras», pero donde lo he leído utilizan ese concepto de modo un tanto difuso. Sí que participó, al menos en Solferino y Magenta, en el 59, el regimiento del emperador de tiradores del Tirol, y también aparece en crónicas de la guerra del 66 en el frente italiano, pero aunque llevaran el nombre de ‘tiradores’ no tengo constancia de que utilizaran un armamento específico, como el que mencionas en los artículos de la Guerra de Secesión.
Gracias por tu respuesta.
Un saludo
existe una carabina 30 30 que tambien es escopeta marca regminton 1864
ma