Esta noche le toca al Gran Duque Nikolai Nikolaievich, jefe de la Guardia Imperial y primo del Zar, ser el anfitrión de la velada, en su palacio de KRASNOIE SELO, cerca de SAN PETERSBURGO.
Todo es delicada mundanidad, incluidas la esposa del anfitrión, la Gran Duquesa Anastasia, y su hermana Militza, ambas hijas del Rey Nicola I de Montenegro. Pero la más fina exquisitez puede esconder también una llamada a la guerra.
“En el desfile de mañana las bandas solo tocarán la “Marche Lorraine” y “Sambre et Meuse” (otra vez)” –informa la gran duquesa al Presidente Poincaré.
“He recibido un telegrama (en un código previamente acordado) de mi padre hoy. Me dice que tendremos guerra antes de fin de mes… ¡Es un héroe!… ¡Es digno de la Ilíada!” –añade llena de fervor, antes de pasar a inflamar el espíritu patriótico de su francés interlocutor. “Mire tan solo esta cajita que siempre llevo conmigo. Hay tierra de Lorena dentro de ella, auténtica tierra de Lorena que cogí del otro lado de la frontera cuando estuve en Francia hace dos años con mi marido. Mire allí, en la mesa de honor: es cubierta de flores de cardo. No quiero tener allí ningún otro tipo de flor. Son cardos de Lorena ¡No lo ve! Recogí varias plantas del territorio anexionado, las traje aquí e hice que sembraran sus semillas en mi jardín…”.
Sin duda tantas referencias a los territorios que Alemania quitó a Francia en 1871 (Alsacia y Lorena), tiene un fin concreto.
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