En BERLIN han llegado a la conclusión de que los ultimátums enviados ayer no van a obtener satisfacción, en consecuencia el Kaiser, vestido con su uniforme de gala, ha partido de su palacio en Potsdam para trasladarse en carruaje hasta el Palacio Real de Berlín, donde se propone firmar la orden de movilización y guerra contra Rusia ante una audiencia de generales igualmente vestidos de gala. Lo absurdo es que Bethmann-Holweg, canciller de Alemania, que en el ejército solo ha alcanzado el grado de Major, no puede ponerse en primera fila. Cuestión de rango.
A esta hora se emite la orden de movilización, y poco después Alemania declara la guerra a Rusia. En SAN PETERSBURGO, el Embajador Alemán Pourtales se reúne con Sazonov por última vez. Destrozado, llorando, tartamudea: “Así que este es el resultado de mi misión”. Y sale corriendo de la sala. Nuevamente, la suerte está echada. ¿O tal vez no?
Poco después de ambas declaraciones llega a BERLÍN un telegrama enviado a las 11:14 por el Príncipe Lichnowsky, Embajador Alemán en Londres, que dice: “Sir Edward Grey acaba de comunicarme, por medio de Sir W. Tyrrell, que espera que esta tarde será capaz, por medio del consejo de ministros que se está desarrollando en este mismo momento, de declararme algo que será útil a la hora de prevenir la gran catástrofe. Juzgando por un comentario de Sir W. Tyrrell parecería que en caso de que no atacáramos Francia Inglaterra también se mantendría neutral y garantizaría la pasividad de esta. Me enteraré de los detalles esta tarde. Sir Edward Grey acaba de llamarme por teléfono y me ha preguntado si pensaba que podía darle la seguridad de que en el caso de que Francia permaneciera neutral en una guerra entre Rusia y Alemania podríamos no atacarla. Le aseguré que podía tomar la responsabilidad de garantizárselo, y utilizará esta garantía en la reunión del gabinete de hoy. Suplemento: Sir W. Tyrrell me ha pedido con urgencia que utilice mi influencia para evitar que nuestras tropas violen la frontera francesa. Todo depende de eso. Dijo también que las tropas francesas se han retirado de la frontera, por si acaso las tropas alemanas ya la hubieran cruzado”.
¿Es posible evitar la guerra en el oeste? En Alemania, la sorpresa es mayúscula y de inmediato empieza una tensa discusión. El Kaiser quiere aceptar, retrasar la movilización en el oeste; pero Moltke se niega, explicándole las múltiples razones por las que eso sería no solo imposible, sino también peligroso pues expondría la frontera oeste ante un ejército francés que hoy mismo ha empezado también a movilizar; o peor aún, en caso de no implementarse el plan Schlieffen conjuraría la pesadilla de la guerra en dos frentes.
A pesar de las objeciones de Moltke, y con el apoyo de Bethmann-Holweg, von Jagow y von Tirpitz, el Kaiser ordena finalmente que sean detenidos todos los movimientos de tropas hasta la llegada de la respuesta definitiva de Londres; y aunque las primeras patrullas han entrado ya en Luxemburgo, cuyo nudo ferroviario es vital, se ordena a la 16ª División, que debe asegurar el Gran Ducado, que se detenga. Moltke protesta aún más enérgicamente contra esta decisión, pues los ferrocarriles luxemburgueses son vitales para el despliegue; pero Guillermo II le ordena que use otro camino.
¿Quieres opinar sobre esta noticia? Debate: El Desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial
Viene de: 1 de agosto, durante la jornada. El Embajador Cambon en Crisis.
Sigue en: 1 de agosto, al final de la tarde. Las Engañosas Gestiones de Lord Grey.