VIENA. Sin duda Heinrich von Tschirschky, el embajador alemán, ha sido informado del comentario anotado por el Kaiser en su informe de hace dos días, y cambia de postura. Si al principio aconsejaba cautela a los austríacos, que deciden no hacer nada sin consultar antes con Berlín; en una reunión sostenida con Berchtold durante esta jornada le dice que las grandes palabras, algo para lo que los austríacos tienen un talento innegable, no constituyen en sí mismas un plan de acción; para pasar a continuación a indicarle que Berlín apoyará una actuación austríaca siempre que se cumplan dos condiciones: que la situación diplomática sea favorable y que los objetivos de dicha actuación estén bien definidos.
Empiezan a desarrollarse los acontecimientos que llevarán a la famosa “carta blanca” otorgada por Berlín.
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