Junkers JU-87 A Stuka (abreviatura de “Sturzkampfflugzeug”, es decir avión de bombardero en picado).
El Stuka llegó a la Península Ibérica en 1937 y, debido que era un prototipo “ultrasecreto”, solo fue empleado pilotos alemanes y el número de aparatos fue muy escaso. Tuvo su estreno en la batalla de Teruel y luego se empleó en el avance nacional hacia el Mediterráneo, en la batalla del Ebro y en el postrero avance de las fuerzas nacionales hacia Cataluña, con el cual concluiría la guerra en España. Este bombardero en picado se consagró durante la Segunda Guerra Mundial, durante la que se produjeron versiones más modernas, empleándose prácticamente hasta el final del conflicto. Algunas de estas, –como el JU-87 D3 armado con un potente cañón antitanque– serviría para que el famoso piloto de la Luftwaffe Hans Ulrich Rudel consiguiese destruir más de 400 tanques soviéticos[1] .
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No se sabe la cifra exacta de JU-87 que pudieron desplegarse en España, pero dado el carácter experimental de su empleo es probable que no superasen la docena. El JU-87 A (y su versión más moderna, el JU-87 B utilizado también en la Guerra Civil), presentaban ya las peculiaridades típicas de los modelos Stuka posteriores, principalmente: alas en forma de gaviota, tren de aterrizaje fijo y las llamadas “sirenas de Jericó”, las cuales provocaban un peculiar ruido cada vez que realizaba un ataque en picado. En vuelo alcanzaba una velocidad máxima de 320 Km/h mientras que su velocidad en pleno descenso podía llegar a alcanzar los 550 km/h. Contaba con dos ametralladoras MG-17 en las alas y con una MG-15 manejada por el artillero de cola. Así mismo, llevaba dos bombas en cada ala, de hasta 50 kilos.