Operación Barbarroja

El 22 de junio de 1941, hace exactamente 75 años, el mundo contuvo el aliento. Henchida de victoria, tras haberse anexionado Austria y media Checoslovaquia, tras haber invadido y destruido Polonia, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Holanda y Bélgica, y haber desmembrado Francia dejándola sumida en un armisticio lleno de preocupaciones para el futuro, Alemania era la potencia suprema sobre el continente Europeo.

Carros alemanes avanzando por la inmensidad de Rusia
Carros alemanes avanzando por la inmensidad de Rusia

No era así en el aire. No hace mucho hablábamos de la estrategia Mediterránea de Hitler como uno de los modos de derrotar al Reino Unido, que había sido capaz de contener a los cazas y los bombarderos de la Luftwaffe en la llamada batalla de Inglaterra, otro de los medios considerados por el alto mando alemán a finales del verano de 1940 fue la destrucción de la Unión Soviética.

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La deportación de los tártaros de Crimea (III): 1944, la última tragedia.

 

Como hemos ido comentando hasta aquí, la historia de los tártaros de Crimea, en relación con los gobernantes de Rusia primero, y de la Unión Soviética después, había sido extraordinariamente conflictual. El kanato había sido una fuente de preocupación para la Rusia moderna, hasta su conquista, para posteriormente convertirse en el refugio de los últimos combatientes “blancos” de Ucrania, durante la Guerra Civil Rusa. Tras su evacuación y la llegada del gobierno leninista, los tártaros se vieron sometidos a una intensa persecución, distribuida en diversas fases y que terminó en 1941 con la llegada de la Wehrmacht. Entonces se convirtieron en perseguidores, dando una vuelta a la rueda tan injusta y cruel como la que ellos mismos habían sufrido anteriormente y, lo que es aún más triste, apoyando a unos amos que, en el fondo, también tuvieron la intención de deshacerse de ellos en el futuro.

Subiendo a los trenes.
Subiendo a los trenes.

Sin embargo, a partir de 1943 Alemania empezó a perder la guerra, los grandes proyectos de la Crimea germana empezaron a desvanecerse, y el destino de los tártaros de la península volvió a ser amenazante. El 9 de mayo de 1944 el último soldado alemán abandonó Sebastopol, dos días después, con casi toda la península de Crimea en sus manos, Stalin firmó un documento secreto, el Decreto 589ss del Comité de Defensa del Estado, parte de la cual rezaba:

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