Se trata del pasaje contado en el capítulo IV del libro I de la novela El Aventurero Simplicissimus, donde Grimmelhausen, su autor, que vivió la guerra de niño y de soldado, describe a través de su personaje Simplicissimus el saqueo de una granja por parte de una partida de caballería.
Aunque no era mi primera intención guiar al pacífico lector hasta la casa y el huerto de mi knan [Padre] en compañía de estos jinetes, pues ya es suficientemente lamentable lo que sigue a continuación, el hilo de mi historia exige que transmita a la querida posteridad las crueldades que se cometieron en esta nuestra guerra alemana, para dejar constancia del propio ejemplo de que, a menudo, la bondad del Altísimo dispone que tanta penalidad sea en nuestro provecho.