A pesar de la popularidad que alcanzó el fusil Sharps, del que hablamos en nuestra entrada anterior sobre este tema, hay que decir que, contrariamente a lo que se ha llegado a afirmar, la palabra “sharpshooter” no proviene del nombre del arma, sino de la combinación de “sharp”, agudo, y “shooter”, tirador.
Otro de los modelos que alcanzó cierta popularidad entre los francotiradores fue el Enfield modelo 1853. Se trataba de un fusil de percusión, dotado con un cañón de acero cuya ánima solo tenía tres rayas, más profundas según se iban acercando al fondo, que daban una vuelta completa al interior. Otras de las características interesantes de esta arma fue la bala. Si bien era del ya habitual modelo Minié, cuya característica era que su base cóncava se ensanchaba cuando era disparada pegándose al rayado del ánima y girando sobre si misma mientras la recorría adquiriendo una rotación que hacía que su trayectoria fuera más estable y la puntería más precisa; la bala de este rifle no se fabricaba fundiendo plomo en un molde, sino cortando un grueso hilo de plomo, lo que le daba más resistencia. Aunque hubo diversas variantes, el modelo más habitual tenía 25,4mm de largo y pesaba algo más de 28 gramos, y venía en un cartucho de papel encerado.