Una partida de abordaje inglesa apenas tuvo tiempo de desmontar y llevarse como trofeo el mascarón de un sol de rayos dorados que adornaba su proa. No pudieron hacerse con sus espléndidos cañones de bronce hechos de viejas campanas, cobre sueco, cobre amarillo y puro estaño.
Los británicos también tenían sus problemas. Durante las horas de oscuridad, tanto el Essex como el Resolution encallaron y no pudieron ser liberados. Tras evacuar a sus tripulaciones, fueron incendiados. La mayoría de los navíos franceses lograron salir de las aguas confinadas en el transcurso del 21 de noviembre, pero de un grupo menos afortunado que tuvo que deshacerse de cañones y equipo para tratar de rebasar la barra de la desembocadura del río Vilaine, a uno, el Inflexible, se le partió la quilla y no se le volvió a ver, y el resto quedaron inmovilizados durante buena parte del año.