El plan para la construcción del fuerte se detuvo cuando se firmó la tregua entre España y Holanda en 1609 y no se reanudó hasta el fin de esta, en el año 1621.
Ese mismo año, las embarcaciones holandesas regresaron a Punta de Araya y el gobernador de Cumaná, don Diego de Arroyo Daza, insistió al monarca en la construcción del fuerte. Las escaramuzas entre españoles y holandeses se reavivaron cuando, en la desembocadura del rio Bordones, estos últimos trataban de aprovisionarse de agua. Estos combates se desarrollaban como emboscadas perpetradas por los españoles, que acompañados de arqueros nativos, hostigaban a los hombres mientras estos cargaban el agua. Los informes señalan que al menos veinte neerlandeses murieron a causa de estos ataques, viéndose obligados a abandonar el rio Bordones, donde ya había empezado la construcción de elementos defensivos.