Préstamo y Arriendo a la Unión Soviética

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética, esta perdió rápidamente una porción sustancial de su territorio; importante no solo por su extensión, sino también por los recursos y por el tejido industrial que había en él. Si bien fue imposible desplazar las fuentes de recursos; gracias a un inmenso esfuerzo organizativo, el Estado Soviético fue capaz de llevar a retaguardia una porción muy importante del tejido industrial que había estado en los territorios que ocupaban ahora los alemanes.

Barcos mercantes navegando por el ártico.

Reubicadas en los Urales, estas fábricas -y los trabajadores que las mantenían en funcionamiento- se pusieron de nuevo a producir bienes necesarios para la guerra. Sin embargo, estas no tenían la capacidad suficiente como para producir todo lo que la Unión Soviética necesitaba para salir victoriosa de la magna batalla que había entablado con la Alemania Nazi, y para obtener lo que les faltaba, los soviéticos tuvieron que recurrir a las prácticamente infinitas reservas de los Estados Unidos. En virtud de un instrumento jurídico conocido como Ley de Préstamo y Arriendo, los estadounidenses pusieron a disposición de  la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas todos los bienes de guerra que esta no podía o no le resultaba rentable (en términos de tiempo y esfuerzo) fabricar, permitiendo que las fábricas que habían huido a los Urales se especializaran en la fabricación masiva de armas de guerra, entre las cuales podemos singularizar los carros de combate T-34.

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