El despliegue de los aviones en la Kido Butai (II)

Colocar bombas y torpedos en sus soportes, cargar con balas y proyectiles las ametralladoras y los cañones de los aparatos, pueden parecer, desde el desconocimiento, maniobras fáciles, sin embargo, y para ir adelantando acontecimientos, no será lo mismo hacerlo en un hangar atestado, sorteando las mangueras de repostaje de los aviones y a los diversos técnicos y mecánicos que preparaban a la flota aérea para el combate. Esta era, sin embargo, la tarea de los armeros.

El portaaviones Hiryu

Siguiendo adelante con nuestro ejemplo, para su primer ataque de la batalla de Midway, contra la propia isla, los aviones de la 2.ª División de portaaviones iban a ser armados con bombas de ataque a tierra modelo 80, de 800 kg de peso cada una. El proceso de armado comenzaba en las oscuras bodegas del Hiryu y el Soryu, los buques que formaban la división, donde los armeros empleaban un aparejo de poleas para sujetar los mortales instrumentos y colocarlos sobre los ascensores que debían llevarlos hasta el hangar, situado más arriba.

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Dickie Mountbatten y los Portaaviones de Hielo.

La segunda guerra mundial dejó algunos ejemplos muy interesantes de personajes capaces no solo de sobrevivir a sus fracasos, sino de medrar a pesar de ellos. Uno de ellos fue Lord Louis Mountbatten.

Louis Francis Albert Víctor Nicholas George Mountbatten, I conde Mountbatten de Birmania, había nacido en 1900, con el cambio de siglo, y era bisnieto de la reina Victoria. Cuando en 1917 la familia real inglesa decidió cambiar su germánico apellido: Battemberg, por el más aceptable (Alemania y el Reino Unido estaban en guerra) Windsor, él se decantó por la variante anglófona: Mountbatten. Personaje original, encantador, mujeriego, gran promotor de su persona y bastante dado al autobombo, y con el -en círculos militares- imperdonable defecto de adjudicarse los logros de los demás (ya sabemos que si la derrota es huérfana, la victoria tiene siempre muchos padres), decidió hacer carrera en la marina de guerra.

Lord Louis Mountbatten. La verdad es que como mujeriego hombre de mundo, daba el pego.

Ingresó en la Royal Navy en 1916, y vio algo de acción durante la primera guerra mundial, pero no llegaría a entrar verdaderamente en escena hasta la segunda. Poco después de comenzar esta fue puesto al mando de una flotilla de destructores, donde se distinguió en parte por la valentía con la que cumplía las misiones que se le encomendaban, y en parte por tomar riesgos innecesarios; como cuando prestando servicio en el mar del norte hizo navegar el destructor HMS Kelly a toda velocidad en medio de una tormenta, provocando que el barco estuviera a punto de ser destruido por una ola gigante. La nave sobrevivió, sin embargo, y no sería hundida hasta 1941, aún bajo su mando, prestando auxilio a las tropas británicas que estaban evacuando Creta.

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