En la última entrada hablamos del <<impulso>> operacional soviético como combinación sinérgica de tres elementos: velocidad, masa y sorpresa. En esta entrada nos vamos a centrar –dentro del marco de la batalla profunda- en los dos primeros: ¿Cómo introducir una masa a toda velocidad hacia el interior de la retaguardia enemiga?
La cuestión clave se articula en torno a dos preguntas: cuando, y como.
La primera cuestión: <<cuando>> tenía que ver con la elección del momento en que los carros de combate debían entrar en combate. La experiencia acumulada a lo largo de la guerra había llevado al Ejército Rojo a abrir sus batallas con la que tal vez fuera su arma más importante: la artillería. Todo ataque venía precedido por concentraciones masivas a cargo de unidades de <<artillería de ruptura>> cuya dos funciones básicas eran machacar las primeras líneas enemigas y crear una barrera de fuego que precediera el ataque a las líneas siguientes. Tras el bombardeo artillero venía la infantería, encargada de romper la defensa contraria y abrir paso a los blindados.