¡Invasión! Irán. Asalto al paso de Pai Tak.

Habíamos dejado al general Slim recién descendido de un azaroso –su coche había llegado de vuelta abajo con un agujero de obús en la parte trasera– viaje de exploración por el paso de Pai Tak, que tenían que atacar los Gurkhas de John Masters, el cual, también es interesante decirlo, se sintió terriblemente ofendido cuando vio llegar el coche de su general al mando desde las líneas enemigas, sobre todo porque nadie lo había visto partir hacia allí.

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Soldados Gurkha, fotografiados en Túnez en 1943

Una vez todos recuperados del susto, Slim dio la orden de avance, pero no por el camino que había recorrido. “La idea de efectuar un ataque frontal ascendiendo por la escabrosa, y a veces casi vertical, escarpadura [del paso de Pai Tak] no era atractiva –escribió el general posteriormente–, pero el general de brigada, mientras estudiaba el mapa, antes de mi llegada, había visto una ruta por la que se podía rodear cualquier posición enemiga en el Pai Tak. Se trataba de una pista que cruzaba el escarpe a unas veinte millas al sur y, por la localidad de Gilan, llegaba hasta Shahabad, en la carretera principal a Kermansah. A unos 50 km al sudeste del paso principal, era un camino largo, de unos 145 km, pero se decía que podía ser transitado por vehículos de ruedas”.

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¡Invasión! Irán, 25 de agosto, el sector norte.

Faltaban menos de veinticuatro horas para el inicio de la ofensiva en el sector norte del frente británico cuando el general Slim se personó en Janaquin, donde se estaban concentrando las tropas que iban a participar en este eje de invasión. El plan de ataque, que se había redactado a toda prisa, era obra del general de brigada John Aizlewood, comandante en jefe de la 9.ª Brigada Acorazada, y su punto focal era el paso de Pa-i-tak.

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Carro ligero Vickers Mk VI

Este desfiladero montañoso, situado en el camino a Kermansah y, por consecuencia, sobre la carretera que llevaba hasta Teherán, objetivo último de la ofensiva, era una impresionante garganta en forma de V, descrita por el capitán Summers, del Household Cavalry, como un valle que “tras ascender a lo largo de 16 km terminaba, abruptamente, en un aparentemente intransitable precipicio de 600 m de empinada roca perpendicular”. En esta pared se hallaba el paso de Teki Geri, que daba acceso al corazón de Persia y por el que transitaba la única vía habilitada para vehículos en más de un centenar de kilómetros hacia el norte o el sur.

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