Habíamos dejado al general Slim recién descendido de un azaroso –su coche había llegado de vuelta abajo con un agujero de obús en la parte trasera– viaje de exploración por el paso de Pai Tak, que tenían que atacar los Gurkhas de John Masters, el cual, también es interesante decirlo, se sintió terriblemente ofendido cuando vio llegar el coche de su general al mando desde las líneas enemigas, sobre todo porque nadie lo había visto partir hacia allí.
Una vez todos recuperados del susto, Slim dio la orden de avance, pero no por el camino que había recorrido. “La idea de efectuar un ataque frontal ascendiendo por la escabrosa, y a veces casi vertical, escarpadura [del paso de Pai Tak] no era atractiva –escribió el general posteriormente–, pero el general de brigada, mientras estudiaba el mapa, antes de mi llegada, había visto una ruta por la que se podía rodear cualquier posición enemiga en el Pai Tak. Se trataba de una pista que cruzaba el escarpe a unas veinte millas al sur y, por la localidad de Gilan, llegaba hasta Shahabad, en la carretera principal a Kermansah. A unos 50 km al sudeste del paso principal, era un camino largo, de unos 145 km, pero se decía que podía ser transitado por vehículos de ruedas”.