Día del Ultimátum, pasadas las 18:30. Desazón en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
BELGRADO. El barón Giesl acaba de marcharse y Pacu tiene que actuar.
Para empezar reúne a todos los ministros que están en la capital para analizar el texto entre todos. Según las crónicas, se hizo “un silencio mortal, porque ninguno quería ser el primero en expresar sus pensamientos”. Parece que a pesar de todo y aunque esperaban la llegada del ultimátum, hay cierta sensación de sorpresa entre los presentes, pues habían esperado que los alemanes contendrían a Viena en el último minuto. “No nos queda más opción que oponernos”, dice entonces Ljuba Jovanovic, el Ministro de Educación, que es el primero en hablar.
Sin embargo, a efectos prácticos nada puede hacerse sin Pasic, y este no parece dispuesto a volver.