<<Nunca lo he visto tan feliz; era como un niño al que le hubieran dado un juguete nuevo… su entusiasmo no tenía límites, su orgullo era inmenso. Entonces supe que la desilusión que lo había estado afligiendo durante los últimos dieciocho años se había desvanecido. >>.
Estas palabras, escritas por Ludovic Kennedy, se referían a su padre, el Capitán Edward Kennedy, marino de guerra, quien tras dieciocho años en la reserva acababa de recibir el mando de un buque. Se trataba del HMS Rawalpindi. Este navío no era en realidad un verdadero buque de guerra, sino un buque civil requisado por la Royal Navy el 26 de agosto de 1939 y armado con ocho piezas de 150mm y dos de 75mm. No estaba acorazado, y su velocidad máxima podía llegar a los 15 nudos.