Maskirovka en Jersón: Ucrania y el arte del engaño militar

Artículo del Modern War Institute de West Point: En la antigua China, el general Sun Tzu aconsejaba que «toda guerra se basa en el engaño». ¿Podría seguir siendo así milenios más tarde, después de que una revolución industrial y luego una digital hayan dejado los campos de batalla contemporáneos inundados de sensores de inteligencia y tecnología digital que pueden ofrecer a los comandantes niveles sin precedentes de conocimiento de la situación?

Operaciones de Maskirovka de Ucrania

Los avances en el campo de las imágenes térmicas pueden destacar objetivos ocultos a simple vista, mientras que la observación casi constante en tiempo real desde constelaciones de satélites y vehículos no tripulados aparentemente omnipresentes puede inhibir las maniobras, realizar ataques de precisión y proporcionar indicaciones y avisos oportunos. Los voluminosos hilos de Twitter y las subidas de datos, metadatos e incluso conjuntos de datos curados proporcionan una comprensión sorprendentemente granular del espacio de batalla, y las plataformas de Internet como Google Maps pueden indicar la congestión del tráfico en las principales autopistas causada por una invasión.

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Maskirovka y Razvedka, o como engañar al enemigo sin ser engañado

En la entrada anterior de esta serie nos dejamos uno de los tres elementos fundamentales del <<impulso>> operacional: la sorpresa. En esta nos referiremos brevemente a dos conceptos clave de las operaciones del Ejército Rojo: Maskirovka y Razvedka.

La primera es el arte de la disimulación y de la intoxicación, la que más tiene que ver, en consecuencia, con la consecución de la sorpresa operacional. A lo largo de la guerra el Ejército Soviético desarrolló complejas técnicas para lograr este objetivo, que podemos desglosar, entre otros, en los siguientes objetivos parciales: evitar que el enemigo pueda localizar las concentraciones de fuerza propias; disimular los objetivos que se pretenden, y la profundidad a la que se hallan dentro del dispositivo enemigo; engañar al enemigo con respecto al centro de gravedad del ataque por venir, incluso sobre la existencia futura misma de dicho ataque.

La paja podía ser un medio tan bueno como cualquiera de esconder un carro de combate.

Cada uno de estos aspectos se lograba de maneras determinadas. Así, por ejemplo, los desplazamientos de las tropas se hacían solo de noche, y con todos los faros apagados, o cuando había una niebla lo suficientemente espesa como para evitar que las columnas fueran detectadas por la observación enemiga. Además, durante el día, las tropas debían quedar camufladas en bosques, barrancos, edificios o bajo redes de camuflaje, de modo que no pudieran ser localizados por la observación aérea alemana.

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