Estamos en Levitha, empieza la tarde del 24 de octubre de 1943 y los hombres del Long Range Desert Group, reconvertidos en comandos anfibios, que han asaltado esta pequeña isla del Dodecaneso para eliminar a la guarnición alemana y rescatar a los hombres del destacamento británico avanzado que la habían guarnecido hasta hace dos días, están a punto de empezar a pasarlo mal.
Pero, por ahora, aún mantienen la iniciativa. El testimonio del tirador James Patch, jefe de una de las patrullas, que ha recibido la misión de tomar una colina ocupada por los alemanes, es un magnífico ejemplo lo que estaba pasando en la isla:
Al final de la primera entrada de esta serie dejamos a nuestros escorpiones del desierto embarcando en dos lanchas motoras para lanzar un asalto anfibio contra la isla de Levitha, en el Dodecaneso. Al principio todo fue bien. La travesía se realizó sin encontrar naves enemigas, el desembarco se llevó a cabo en los dos puntos previstos de la costa, utilizando botes de asalto que luego fueron enterrados junto con los morteros de dos pulgadas (que en principio no pensaban utilizar), munición extra y suministros; todo ello con la intención de recuperarlos después si era necesario. Podemos añadir que, ventaja extra, ninguna de las dos secciones, la de Olivey y la de Sutherland, encontró oposición. Hasta ahora todo había ido, como quien dice, como la seda.
Ahora los hombres de ambas secciones tenían que ascender a las alturas que dominaban la isla, esperar al amanecer y entrar en contacto, pues habían tomado tierra en puntos distintos. Sin embargo, también las dos lanchas motoras que los habían traído tenían una misión que cumplir: bombardear las posiciones terrestres de los alemanes. A oscuras, desde el mar, y sin haber localizado sus objetivos con anterioridad, el bombardeo, que llevaron a cabo concienzudamente, siguiendo el plan, solo iba servir, desgraciadamente, para que la guarnición supiera que estaba sucediendo algo.
El final de la campaña de África supuso un hito importante en la historia de una de las fuerzas más emblemáticas de la misma, el Long Range Desert Group británico, una pequeña fuerza de exploradores y hombres de acción que surcaron las vacías inmensidades del Sáhara para llevar a la guerra a la retaguardia del ejército italo-alemán en un juego del gato y el ratón que les proporcionó dolorosos fracasos, pero también éxitos extraordinarios.
Cuando África terminó, surgió la necesidad de dar un empleo a una unidad que no podía ser disuelta sin más. La preparación de sus componentes, la cohesión de las patrullas y las extraordinarias dotes de sus mandos lo hicieron inviable. Lo que había que hacer era darles otra misión, y así fue como los jinetes del desierto cambiaron las inmensidades arenosas de África por las prístinas olas del Egeo.
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