“En lo que a Rommel se refiere, mi punto de vista es que gracias a la propaganda, primero de Goebbels, luego de Montgomery y, finalmente, después de que fuera envenado, de todas las antiguas potencias enemigas, se ha convertido en un símbolo de las mejores tradiciones militares. Su liderazgo es glorificado, así como su carácter, especialmente su caballerosidad, bondad y modestia… Cualquier crítica pública de su personalidad, ya legendaria, deñaría la estima en que se tiene al soldado alemán en general” Así hablaba, después de la guerra, el general Kirchheim, sobre el zorro del desierto negándose a criticar al hombre bajo cuyas órdenes había servido cuando era oficial de la 5.ª División ligera.
Lo cierto es que la figura de Rommel se ha ido concretando a lo largo de los años, pasando del mito del gran general a ser considerado un buen táctico, pero un mal operador y un fatal estratega. El objetivo de este artículo no es, por otro lado, analizar el mito, sino exponer, a la luz de la historiografía más reciente, como uno de sus supuestos momentos de triunfo lo puso, en realidad, al borde del desastre.