Tras haber sido “liberada” del yugo soviético, y mientras los alemanes luchaban por conquistar Leningrado, no muy lejos de sus fronteras, tal y como vimos en entradas anteriores, Estonia, intentaba obtener un mínimo de autogobierno, cosa que los alemanes no estaban dispuestos a permitir.
Tras haber nombrado a Hjalmar Mäe primer director provincial en septiembre, a finales de 1941 el país pasó a depender del Ministerio del Reich para los Territorios Ocupados en el Este, y quedó integrado en el Comisariado del Reich Ostland como Distrito General de Estonia, bajo la dirección del SA-Obergruppenführer Karl Litzmann, quien enseguida consiguió tener una relación cordial con Mäe. En lo que a la población se refiere, se mostraron muy reacios a las ideas nacionalsocialistas y su principal preocupación era la vuelta de la clase terrateniente de origen alemán y la creación de grandes latifundios que dominaran el sector agrícola. El hecho de que los alemanes no hubieran disuelto algunos Koljozes y repartido la tierra entre los más desfavorecidos, les hacía temer lo peor. Los informes de la seguridad alemana, por otro lado, manifiestan un sentimiento de indiferencia en la población y una elevada tasa de anglofilia.