II.- EL REINO UNIDO Y LOS ESTADOS UNIDOS: UNA «AMISTAD» INCOMODA.
La razón oficial, incluso justa, por la que Finlandia entró de nuevo en guerra con la Unión Soviética el 25 de junio fue la de recuperar los territorios perdidos durante la guerra de invierno. Sin embargo parece que la nación nórdica, o al menos sus dirigentes tenían otros objetivos menos confesables. En octubre de 1941, durante una entrevista del Presidente Ryti con Karl Schnurre, enviado personal de Hitler, este comentó cuales eran los objetivos de guerra de Finlandia: la Península de Kola y toda la Karelia Soviética, estableciendo una nueva frontera sobre el mar Blanco y el golfo de Onega, trazando desde este una línea hasta el extremo sur del lago Onega y desde allí, siguiendo el cauce del río Svir hasta el lago Ladoga, y más allá de este, siguiendo el curso del Neva, hasta el Báltico. Este plan incluía, además, la destrucción casi completa de Leningrado, que quedaría convertido en un pequeño puesto comercial alemán.
No obstante, rodeada de peligrosas potencias, y para nada deseosa de alienarse la “amistad” de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos, Finlandia tuvo que reprimir sus ambiciones, a lo que se añadió cierta desconfianza para con el gobierno nazi alemán, cuyos objetivos a largo plazo sembraban cierta preocupación en la nación nórdica, pues esta desconocía en que iban a pretender convertirla los victoriosos alemanes. Este doble juego diplomático, sin embargo, no podía durar, y las victorias germanas de 1941 obligaron a los finlandeses a decantarse.