Habíamos dejado a John Buchanan, presidente saliente de los Estados Unidos a finales de 1860, bastante decidido a no entregar el fuerte Sumter a la separada Carolina del Sur; y al general Winfield Scott preparando el envío de refuerzos a la exigua y asediada guarnición federal. Solo faltaba la orden definitiva, una orden que Buchanan no se atrevió a dar todavía con la excusa de que había que hacer las cosas bien, con caballerosidad, pues no era correcto enviar tropas al asediado puerto de Charleston antes de que los comisionados secesionistas de Carolina del Sur recibieran la respuesta escrita del presidente y pudieran reaccionar ante la misma.
Charleston en 1860. Fuerte Sumter parece estar al fondo, hacia la derecha.
Así estaban las cosas, el 2 de enero de 1861, cuando volvió a reunirse el gabinete presidencial. En esta ocasión el protagonista fue Jacob Thompson, secretario de Interior, quien se opuso radicalmente a las medidas acordadas en los días anteriores y amenazó con dimitir si el Brooklyn y los refuerzos eran enviados.