Dijo Winston Churchill que hasta El Alamein todo habían sido derrotas, y que a partir de El Alamein todo fueron victorias. Sin embargo el viejo prócer británico cayó, al menos en esa ocasión, víctima de su propia propaganda, pues aunque no fueron demasiado duraderas las armas británicas si habían obtenido victorias antes de la gran batalla frente a Alejandría. Una de ellas fue la Operación Compass, donde la exigua fuerza del desierto derrotó a los italianos y los expulsó de Cirenaica, embolsándose de paso una cantidad de prisioneros varias veces superior a sus propios efectivos.
Esta operación comenzó, precisamente, un 8 de diciembre, es decir, tal día como ayer, cuando la 4th Indian Division lanzó su ataque contra los reductos italianos. Fue una operación fascinante, pero para celebrar esta efemérides no vamos a referirnos a la batalla terrestre, sino a las acciones que tuvieron lugar en el aire.
En honor a los italianos hay que empezar diciendo que en cuanto empezó la batalla la Regia Aeronáutica se lanzó a ella como un solo hombre, y tal fue su ímpetu que el primero en derribar un aparato enemigo fue un italiano, el Teniente Guglielmo Chiarini, de la 366ª Squadriglia, que derribó un Blenheim al sureste de Alama Rabia, obteniendo su quinta victoria. Acababa de convertirse en un as. Sin embargo se vio superado poco después por otro compañero, el Subteniente Giulio Torresi, que derribó otros dos Blenheims, uno que fue a estrellarse sobre el mar y otro que tuvo que hacer un aterrizaje forzoso; con aquellas victorias, números cinco y seis se convertía en el campeón italiano de los cielos.