Tras las difíciles conversaciones sostenidas con los austríacos el canciller alemán ha decidido marcharse el también a descansar a su finca de HOHENFINOW, acompañado por su amigo y confidente Kurt Rienzler, quien escribirá sobre esta jornada:
“Larga conversación sobre la situación, en la veranda, bajo el cielo nocturno. La información secreta [proveniente de un informador alemán en la embajada rusa de Londres] que me revela dibuja un cuadro destructivo: considera las negociaciones anglo-rusas para un acuerdo naval y un eventual desembarco en Pomerania, como muy serias, el último eslabón de la cadena”. “El poder militar de Rusia crece rápidamente; un refuerzo estratégico en el saliente polaco hará que la situación se vuelva insostenible. Austria es cada vez más débil y menos móvil”.