En las entradas anteriores asistimos al último contraataque alemán para reabrir el pasillo que comunicaba la fortaleza de Küstrin con los maltrechos restos de la Alemania nazi. También a la retirada de la pequeña guarnición de Neu Bleyen y a los intensos bombardeos artilleros y aéreos desencadenados sobre la población sitiada, mientras el general Chuikov planeaba cómo ejecutar el asalto definitivo contra la ciudadela.
Entretanto, el 27 de marzo los soviéticos consiguieron salvar un obstáculo fundamental. Por medio de lanchones y barcazas, los soviéticos consiguieron por fin cruzar los prados inundados de la orilla del río Wartha y posicionarse sobre el tendido de ferrocarril que llevaba a la ciudad desde el sudeste. A continuación, seguirían intensos combates por la puerta de Kietz, en el lado sur de la fortaleza, y la cercana estación de ferrocarril, que iba a cambiar de manos en varias ocasiones.