Gruenther se puso entonces en campaña para tratar de ayudar a su jefe. A las 21:15 del 12 de febrero habló con el General Keyes, que le dijo que estaba en contra del bombardeo del monasterio, así como otros jefes con mando en la zona: los Generales Ryder y Butler, y el Coronel Boatner. También habló con el General Mercer Walter, oficial de inteligencia del 2º Cuerpo de Ejército estadounidense. Este informó de que había refugiados civiles en el monasterio, y aunque había posiciones cerca, no había alemanes dentro, o a lo sumo un puesto de observación pero no estaba seguro.
A las 21:30 del 12 de febrero Gruenther volvió a comunicar con Harding. Este le comunicó que: “El General Alexander ha decidido que el monasterio debe ser bombardeado si el General Freyberg lo considera una necesidad militar. Lamenta que se deba destruir el edificio, pero tiene confianza en el criterio del General Freyberg. Si hay alguna posibilidad razonable de que se esté usando el edificio con fines militares, el General Alexander piensa que su destrucción se justifica” ***