1 de julio, durante la tarde. Las Engañosas Gestiones de Lord Grey. 20:00
BERLIN. Austria-Hungría está en guerra con Serbia, ambas han movilizado. Rusia ha movilizado, Alemania ha movilizado, Rusia y Alemania están en guerra, Francia ha movilizado… ¿Qué hará el Reino Unido?
Justo ahora llega a BERLIN un nuevo telegrama del Príncipe Lichnowsky que reza: “como continuación [al citado en la entrada anterior], sir W. Tyrrell acaba de verme y me ha dicho que Sir Edward Grey quiere hacer esta tarde una propuesta de neutralidad inglesa, incuso en el caso de que estuviéramos en guerra con Francia a la vez que con Rusia. Deberé ver a Sir Edward Grey a las 15:30, e informaré de inmediato”. El Kaiser encarga champán y Moltke vuelve a oponerse a cualquier retraso, mientras Bethmann-Holweg y von Jagow se dedican a redactar una respuesta afirmativa para Londres.
En BERLIN han llegado a la conclusión de que los ultimátums enviados ayer no van a obtener satisfacción, en consecuencia el Kaiser, vestido con su uniforme de gala, ha partido de su palacio en Potsdam para trasladarse en carruaje hasta el Palacio Real de Berlín, donde se propone firmar la orden de movilización y guerra contra Rusia ante una audiencia de generales igualmente vestidos de gala. Lo absurdo es que Bethmann-Holweg, canciller de Alemania, que en el ejército solo ha alcanzado el grado de Major, no puede ponerse en primera fila. Cuestión de rango.
A esta hora se emite la orden de movilización, y poco después Alemania declara la guerra a Rusia. En SAN PETERSBURGO, el Embajador Alemán Pourtales se reúne con Sazonov por última vez. Destrozado, llorando, tartamudea: “Así que este es el resultado de mi misión”. Y sale corriendo de la sala. Nuevamente, la suerte está echada. ¿O tal vez no?
El Kaiser Guillermo II se ha levantado hoy temprano y su primera tarea ha sido leer la respuesta serbia al ultimátum austríaco. “Un excelente resultado para un plazo de solo cuarenta y ocho horas. Esto es más de lo que podríamos haber esperado! Esto elimina cualquier necesidad de guerra”. Dice. Sin embargo, a continuación es informado de que los austríacos ya han empezado a movilizarse parcialmente contra Serbia. “Nunca habría ordenado una movilización sobre estas bases, dirá”.
A partir de hoy el papel de Serbia en la crisis se va a ir reduciendo casi hasta desaparecer, para ser sustituido por otros dos de los protagonistas: Francia y Alemania, en cuyas manos parece estar la europeización del conflicto balcánico.
En POTSDAM, y para disgusto de Bethmann-Holweg, que prefería dar sensación de calma, el Kaiser ha vuelto por adelantado de su crucero por el Báltico.
Y en el BÁLTICO, precisamente, a bordo del acorazado “La France”, Raymond Poincaré, Presidente de la República francesa, también decide acelerar su retorno a Francia.
EN ALGÚN LUGAR DEL BÁLTICO. Podría decirse que desde las reuniones celebradas en Berlín y Potsdam entre el Kaiser y los representantes austríacos entre el 5 y el 6 de julio todo ha estado más o menos tranquilo. La tensión crece: Rusia se muestra cada vez más a favor de los Serbios, y estos cada vez menos a favor de ceder; Austria prepara su ultimátum, pero no hay mucho más; y el Kaiser se ha ido de vacaciones a bordo de su barco, a navegar por el Báltico tranquilamente, ese mismo Báltico por el que pronto navegará el acorazado francés “La France”.
BERLIN. Tras las reuniones sostenidas el día anterior, el Kaiser, quien el día 28 había suspendido su participación en la regata de Kiel, se prepara para partir de nuevo al norte, para embarcar en su yate, con el que dará la vuelta a Dinamarca. Está claro que no le preocupa la posibilidad de que estalle una guerra europea.
De hecho, antes de partir se reúne brevemente con el Secretario de Estado para la Marina, al que dice, precisamente, que no cree que haya complicaciones militares pues no cree que el Zar decida ponerse del lado de unos regicidas, y además considera que ni Francia ni Rusia están preparadas para entrar en guerra.
BERLIN MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES. Mientras el Kaiser almorzaba con el embajador Austríaco, el Conde Hoyos lo hacía con Arthur Zimmermann, subsecretario del ministerio, quien será conocido en el futuro por el telegrama que precipitó la entrada en guerra de los Estados Unidos.
En esta reunión, según el informe de Hoyos, ambos acordaron que Alemania apoyaría a Austria contra Serbia, a pesar de que el subsecretario consideró que si la doble corona actuaba contra su enemiga las posibilidades de una guerra europea iban a ser del 90%, es decir, era prácticamente seguro que estallaría. No obstante y con respecto a los dos documentos que habían sido llevados ante el Kaiser, respondió que nada podía decir todavía oficialmente. Es notable la diferente influencia ejercida por Hoyos y Szögyényi, pues mientras el primero solo ha conseguido apoyo contra una Rusia que aún no está preparada, el segundo lo consigue para una guerra que estallará prácticamente con toda seguridad. ¿Es posible, por contrario, que el belicoso Hoyos tergiversara las conclusiones obtenidas con Zimmermann?
Tras esta reunión Zimmermann abandonó el Ministerio de Asuntos Exteriores y marchó a POTSDAM, donde había sido citado por el Kaiser a las 17:00.
Allí se encuentran también el General Plessen, ayudante personal de Guillermo II, el General Lynckner, Jefe de su Gabinete Militar, el Ministro de la Guerra General Falkenhayn y el embajador austríaco. El Kaiser lee la carta del Emperador Francisco José a todos los presentes, que deducen que Austria está lista para entrar en guerra con Serbia, pero quiere asegurarse primero el apoyo de Alemania. Todos acaban concordando en que, dada la situación, cuanto antes actuaran los austríacos mejor, y que los rusos no intervendrían.
Al menos así lo cree, más concretamente, el General Falkenhayn, que no obstante pregunta a su soberano si debe preparar al ejército para una eventual guerra entre las grandes potencias. Este le contesta que no. ¿Se trata de un gesto de confianza hacia su ejército o bien es fruto de una clara intención de localizar el conflicto en los Balcanes?
Por otro lado, no deja de ser curioso que, si tal y como dice el informe de Hoyos Zimmermann y el han llegado a la conclusión de que hay un 90% de posibilidades de que se provoque una guerra europea, esta reunión terminara con tan pacíficas expectativas. Volveremos sobre este punto.
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