Alhucemas es un nombre que resuena en nuestra historia militar, un momento especialmente brillante en el que, tal vez, España volvió a ser la gran potencia que antaño había sido. Ciertamente, no fue contra un enemigo europeo, y tampoco después mantendrían nuestras fuerzas armadas, por múltiples razones, el nivel alcanzado en dicha ocasión, pero no se debe olvidar que en aquella nueva jornada de África, innovamos tácticas y medios militares que seguirían estudiándose años después, en guerras muchos más grandes, que no más graves.
Aunque colonial, hay que indicar que el enemigo no era en absoluto desdeñable. Abd el-Krim a la vez que combatía a los españoles, inició el proceso de creación de un estado propio, en el Rif, que supuso un experimento inaudito en la región. Sus objetivos fueron fundamentalmente dos: por un lado, demostrar al Majzén, el poder central marroquí, que existían alternativas políticas a las existentes entonces; y por otro demostrar a las potencias coloniales, Francia y España, y tal vez también al resto del mundo occidental, que el Rif podía ser un Estado pleno.