Cuando llegó el ejército de Alejandro, Parmenio y otros generales macedonios se adelantaron a reconocer al ejército enemigo y aconsejaron al monarca argéada que no atacase.
La infantería macedonia tendría que cruzar el Gránico en columna y sería vulnerable a la hora de volver a reconstituir la formación. Los generales urgieron a que como estaba ya muy avanzada la tarde, deberían acampar para pasar la noche. Alejandro estaba resuelto a atacar pero finalmente accedió a sus deseos.