VIENA. Leon Bilinski, Ministro de Finanzas de Austria-Hungría, se hallaba en su despacho en torno a las 11:00 de aquella mañana. El periódico publicaba un artículo en el que se detallaba la organización para el viaje del archiduque y mientras o leía, el político sintió un dolor casi físico. Un instante más tarde sonó el teléfono…
Los teléfonos estaban sonando por toda Europa, y los telégrafos…