A continuación extracto un fragmento del capítulo Operaciones especiales de mi último libro Los tercios en combate. Acciones y batallas de la mejor infantería del mundo con una curiosa forma de proceder y un final inesperado.
En el mes de noviembre de 1582, tras el prolongado y duro sitio de Lochem, Francisco Verdugo se dirigió al castillo de Lingen, donde había dejado a su familia como gesto de buena voluntad por unos quintales de pólvora que había necesitado para el sitio sin haberlos podido pagar. Una vez allí, el drosarte de Coevorden, que andaba por allí de visita, le comentó a Verdugo que la villa de Steenwijk la tenían los rebeldes muy mal aprestada y guarnecida, y que se podía tomar fácilmente por asalto.