Desde que se iniciara la guerra, el sector civil tailandés había estado dando muestras de su deseo de victoria mediante manifestaciones en la frontera y presiones de los civiles que apoyan al General Phibum Songkram. Además debemos tener en cuenta la circunstancia de que la dictadura tailandesa, como todo régimen de corte fascista, debía ofrecer victorias, con el fin de mostrar que la capacidad militar sobre la que se basaba era cierta. Así, el 7 de enero comenzó la ofensiva.
Había dos regiones donde era posible atacar. Una era la frontera con Laos, donde, sin embargo, el Mekong suponía un obstáculo de gran entidad. La otra era Camboya, donde no solo no había un obstáculo fluvial sino que además los atacantes podían contar con la Ruta Colonial 1 como línea de suministros. Lógicamente, esta última fue la opción elegida.