Hace cosa de una semana nos despertábamos con la no por habitual menos desagradable noticia de un nuevo fracaso español en el festival de Eurovisión. Sin duda no es intención del que esto escribe entrar a describir semejante guerra, sino aprovechar el interesante trasfondo que nos ofrecía la canción ganadora del certamen: 1944, interpretada por la ucraniana Jamala, para profundizar en la temática de la misma, la deportación de los tártaros ucranianos por el régimen estalinista tras la reconquista de Crimea a los alemanes.
Sin embargo, como suele suceder, esta historia no comienza en el año que titula la canción sino que lo había hecho mucho antes. Concretamente, en la fresca y ventosa noche del 7 al 8 de diciembre de 1920, cuando los soldados de la 52.ª División de fusileros del 6.º Ejército de Augustus Kork empezaron a cruzar el Sivash, la laguna salada que se extiende entre el istmo de Perekop y la península de Chongar, con la intención era rodear a las tropas blancas del general Wrangel e iniciar la conquista de Crimea para incorporarla al nuevo Estado soviético. El resultado de los combates, durísimos, que siguieron, fue la retirada final de las tropas blancas desde el puerto de Sebastopol el día 14 del mismo mes.