Después de haber expuesto, someramente, el crecimiento del arma de portaaviones británica durante la primera guerra mundial, y las razones del mismo, vamos a centrarnos ahora en el desarrollo de estos buques y de las teorías sobre su utilización durante el apasionante periodo de entreguerras. Lo haremos tomando como guía el caso británico, ya que fueron los primeros en aprestar navíos de esta clase, aunque luego perdieran la primacía en favor de los Estados Unidos y el Japón, los otros dos modelos en los que, por comparación, nos fijaremos.
El portaaviones Ark Royal
Desde el punto de vista estratégico y de la adaptación, empezaremos por decir que cuando terminó la Primera Guerra Mundial la Royal Navy estaba “lanzada”, y algunos de sus miembros, como el almirante sir Charles Madden, comandante en jefe de la Flota del Atlántico y luego primer lord del mar, solicitaron la construcción de no menos de doce portaaviones. Una petición, sin embargo, que se fue moderando a lo largo de los años, de modo que en 1939 solo tenían cuatro portaaviones de primera línea y tres obsoletos (contra una previsión de una flotilla de siete buques modernos y varios más, con menor capacidad, de escolta, para defender las rutas comerciales).