Estamos a 24 de mayo de 1940. Tras haber roto el frente francés sobre el río Mosa y arrasado con toda la retaguardia hasta llegar a Abbeville, los Panzer han efectuado un giro hacia el norte de 180º y amenazan la retaguardia de los ejércitos aliados: belga, británico y francés, que se retiran por Flandes hacia las playas de Dunkerque.
El escenario está listo para convertir la campaña de Francia en una batalla de aniquilación que acabe completamente con las fuerzas armadas británicas (concentradas en la British Expeditionnary Force) y lo más granado de las francesas. Y repentinamente, Hitler dio orden de que sus divisiones acorazadas se detuvieran y dejaran pasar a los ejércitos aliados hacia las playas. Gracias a esta decisión, casi 340 000 soldados francobritánicos conseguirán cruzar el canal hasta Inglaterra, pues para cuando los blindados alemanes vuelvan a atacar ya tendrán delante un frente consolidado capaz de retrasar su avance hacia las playas.