Habíamos dejado a Vassili Subbotin en plena retirada. Era el año 1941, la Wehrmacht había reventado violentamente las puertas de la Unión Soviética y los soldados alemanes se expandía como una marea por Ucrania, persiguiendo a los restos de las unidades del Ejército Rojo, entre ellas la de nuestro protagonista, que se retiraba, de noche, hacia las luces de una localidad llamada Shepetovka, en la antigua frontera soviético-polaca, muy a retaguardia de la obtenida por Stalin tras la invasión y anexión del este de Polonia. Subbotin esperaba combatir, en Shepetovka, pero pronto iba a verse desilusionado.
“Cuando amaneció, las luces se habían desvanecido, y a fecha de hoy no sé lo que eran”.