Estamos a 5 de junio de 1863. Los sables brillan, suenan cornetas y tambores, las bandas de música interpretan tonadas patrióticas y los oficiales ladran sus secas órdenes mientras los regimientos de caballería se lanzan a la carga… pero no se trata de un día de guerra, sino de un día de fiesta. Mientras el Ejército de Virginia del Norte, comandado por Robert E. Lee, ha iniciado sus desplazamientos hacia el valle de Shenandoah y hacia la batalla de Gettysburg, el flamante Cuerpo de caballería confederado de James Ewell Brown (JEB) Stuart está celebrando una impresionante revista pública. Oficiales del ejército y altos cargos civiles felicitan al flamígero general, el público de las localidades cercanas aplaude a sus defensores, sin embargo, a Stuart le falta alguien, le falta su comandante en jefe, que tal vez se encuentra demasiado ocupado dirigiendo una guerra como para asistir al espectáculo. Lee no vendrá hasta el día 8, cuando se celebre una nueva revista, esta vez sí, con el general en jefe presente. Sin embargo cabe preguntarse si Lee había acudido a Culpeper Court House para ver desfilar a sus jinetes, o para dar órdenes; Stuart debe partir hacia el norte al día siguiente, cruzando el río Rapahannock, para cubrir y ocultar el avance confederado hacia Pennsylvania.