Había zarpado de Liverpool el 22 de marzo de 1862 con el nombre de “Oreto”, pero a su llegada a las Bahamas se convirtió en un barco distinto: el corsario confederado “CSS Florida”. Puesto en servicio el 17 de agosto, hubiera debido zarpar inmediatamente hacia el Atlántico, sin embargo la fiebre amarilla hizo presa en la tripulación, y el barco tuvo que dirigirse a la Bahía de Mobile (Alabama), uno de los puertos seguros que aún tenía la confederación, para conseguir una nueva tripulación y nuevos pertrechos.
Sin embargo, antes de llegar a “casa” el Comandante John Maffitt, quien dirigía el flamante buque corsario, tuvo que superar el bloqueo establecido por la flota de la unión. Para ello, y debido a que él mismo estaba enfermo y a que apenas tenía gente para manejar uno solo de los cañones que llevaba a bordo, decidió emplear un truco: enarbolar la bandera de la Royal Navy, y aprovechando que el buque se parecía mucho a los navíos de guerra británicos, acercarse lo más posible a los tres buques federales que vigilaban la entrada de la bahía. El truco funcionó hasta que estos le solicitaron que se identificara, y según la legislación internacional de entonces tuvo que izar su bandera, o enfrentarse a ser acusado de piratería. Siguieron a ello veinte minutos de bombardeo, que el buque confederado tuvo que soportar con estoicismo, antes de refugiarse en el interior de la bahía.