Tras haber superado un primer campo de minas y acabado con las compañías de paracaidistas italianos que defendían la posición avanzada, las tropas británicas del general Harding, que estaban atacando las posiciones del eje en el extremo sur de la línea de El Alamein, se enfrentaban ahora a un segundo campo minado: “febrero”, y a los defensores de la posición principal. Para superar ambos iniciaron primero un ataque en dirección sur, contra elementos de la 16.ª Compañía que se hallaban posicionados por delante del campo de minas, que consiguieron rechazarlos. Victoria pues para los italianos, que más al norte, y como hemos narrado en las precedentes entradas de esta serie, habían resistido bien durante la noche, aunque al final habían sido derrotados. Sin embargo, se trataba de un éxito intrascendente, pues la partida más importante iba a jugarse más al oeste.
A las 5.30 horas de la mañana del 24 de octubre, el general Harding envió una fuerza de unos 70 carros de combate, entre los que se incluían modelos Crusader y Grant, contra la posición principal italiana. Estos blindados eran prácticamente invulnerables frente a los cañones de 47/32 utilizados por los defensores en sus posiciones avanzadas, pero cuando iniciaron el avance entraron a distancia de fuego de un enemigo mucho más peligroso: obuses de 100/17 y cañones de 75/27.