Desde que los hermanos Montgolfier hicieron volar los primeros globos aerostáticos tripulados, allá por 1783, y como sucede siempre con todo invento que, aunque remotamente, pueda prestarse a ello, casi de inmediato se empezó a pensar en dar un uso bélico a dichos aparatos, naciendo la aerostación militar.
El globo de los hermanos Montgolfier, que no se usó para la guerra, sino que fue una curiosa diversión.
En buena lógica, la primera idea, la que se ejecutó durante todo el siglo XIX, fue emplearlos como instrumento de observación. Sin embargo tanto su escasez como las dificultades que entrañaba su manejo convirtieron, durante la mayor parte del siglo, a los globos aerostáticos en una curiosidad con tantos detractores como admiradores.