Cuando el ejército británico fue expulsado del continente y Francia solicitó el armisticio, una de las primeras preocupaciones del gobierno y del mando militar británico, empezando por el mismísimo Winston Churchill, fue devolver la guerra al continente, golpeando a los alemanes en cualquier punto de la costa, no tanto para causarles bajas o destruir sus infraestructuras, ya que su capacidad para ello era escasa, sobre todo al principio, sino para obligarlos a desplegar tropas que pudieran ser necesarias en otros frentes de la guerra. En este sentido, puede decirse claramente que cada <<Commando>> valía por muchos soldados alemanes.
Esta estrategia de ataques periféricos de baja intensidad apoyados por la superioridad de la armada británica no era totalmente nueva, pues había sido la forma de operar de los ejércitos del Reino Unido desde las guerras napoleónicas, sin embargo las modernas técnicas obligaron a hacer un extraordinario esfuerzo a la hora de preparar a los hombres que habrían de llevar a cabo los ataques. Dada la preparación general de los ejércitos, la rapidez en el posible desplazamiento de medios y su número, estas acciones ya no podían ser ejecutadas por los regimientos regulares del ejército. Hacía falta algo más, los <<Commando>>.