El 23 mayo de 1938 Hitler celebró una gran conferencia militar con los altos mandos de los tres servicios de la Wehrmacht. Se desconoce si en ella se tomó alguna decisión concreta con respecto a la Marina, sin embargo, algo se debió de decir, porque a partir de entonces volvió a permitirse hablar, a todos los niveles del mando, de una guerra con el Reino Unido.
Este nuevo espíritu se concretó en junio de ese mismo año cuando Raeder encomendó al comandante Heye, del Estado Mayor de la Marina, la misión de elaborar un memorándum sobre una posible guerra naval contra Gran Bretaña. La primera consecuencia de esta misión fue que Heye, apoyado por el vicealmirante Guse y otros altos mandos, se permitió hacer una crítica política de las acciones que Hitler estaba llevando a cabo para anexionarse Checoslovaquia cuando advirtió al almirante de que si el gobierno seguía incurriendo en riesgos internacionales, estallaría una guerra antes de que la Marina alemana estuviera lista. Raeder, como había hecho otras veces, evitó trasladar esta crítica al dictador.