Entre el 11 y el 12 de mayo de 1683 tuvo lugar, a las puertas de Viena, una batalla que supuso un gran triunfo para la cristiandad. Asediada por los otomanos desde hacía semanas, la ciudad, capital del Sacro Imperio, estaba a punto de sucumbir cuando llegó el ejército de rescate, dirigido por Jan Sobieski, rey de Polonia, Carlos de Lorena y el príncipe Georg Friedrich von Waldeck. La batalla fue muy dura, pero Kara Mustafá, el gran visir y comandante en jefe del ejército otomano, se negó a retirar tropas de las trincheras de asedio para enfrentarse a los recién llegados, y al final fue derrotado. Sin embargo, las cosas podrían haber sucedido de un modo muy distinto… remontémonos a unos días antes.