Cuando Ben McCulloch puso en marcha el ala derecha del ejército confederado, con la intención de avanzar hacia el sonido de los cañones siguiendo Ford Road por el sur de Pea Ridge, y progresó por un llano cubierto de maleza, tal y como indicábamos al final de la entrada precedente, tal vez no esperaba encontrarse con un enemigo valiente y bien posicionado que le cerrara el paso, pero así sucedió. Se trataba de los hombres que se habían dirigido hacia Leetown, al norte junto con el coronel Osterhaus, quien tenía muy claro que si dejaba pasar a los confederados estos no tardarían en arrojarse contra la retaguardia de sus compañeros que estaban defendiendo Elkhorn Tavern.
Para frenar al enemigo, la primera decisión de Osterhaus fue posicionar la 1.ª Batería de Artillería Volante de Misuri en un punto en el que pudiera atacar la línea de marcha de los sudistas. Eran en torno a las 11.00 horas cuando, desde una distancia de unos 450 m, abrieron fuego los cañones: “Todos a la vez –según un soldado del 6.º de Texas– lejos hacia el extremo oeste del llano, se alzó una columna de humo y vino retumbando un sonido como si se hubieran abierto los cielos”.