Tras la revolución bolchevique de octubre de 1917 Rusia atraviesa circunstancias especialmente trágicas de su historia.
El derrocamiento del Zar la sume en una cruenta guerra civil, que tras la victoria de los revolucionarios leninistas, se transforma según la nueva idea comunista. Son años de hambre, gulag, privaciones y “depuración” de la sociedad. La transformación abarca todos los sectores, desde la economía, según planes quinquenales de producción estatal, la sociedad (con su nuevo adoctrinamiento político) y naturalmente las fuerzas armadas. Próximos ya a los años 30, tras el fallecimiento de Lenin, Stalin se erige como la figura indiscutible del régimen. Ha depurado el Partido Comunista eliminando toda forma de oposición contra él de la manera más radical, pero existe aún un estamento que necesita una limpieza ideológica: el RKKA (Ejército Rojo de Trabajadores y Campesinos).