Antes que se produjera el primer subfusil efectivo y válido, los ejércitos de todo el mundo hicieron acopio de las temibles ametralladoras.
Tras la Gran Guerra todo combatiente y oficial habían conocido poder destructivo de estás. La década de 1930 vio el nacimiento de nuevos modelos más ligeros. No obstante, al inicio de la Guerra Civil, las fuerzas armadas españolas disponían en sus arsenales de dos modelos principalmente: la Hotchkiss M1914 y la Browning M1895. Hoy toca hablar de la primera de ellas, una venerable y veterana de la Primera Guerra Mundial.