Como hemos podido comprobar, las venerables ametralladoras de la Primera Guerra Mundial fueron parte fundamental del esfuerzo de guerra republicano.
Sus unidades estaban equipadas con una gran diversidad de este tipo de armas. En octubre de 1936, antes incluso de la batalla de Madrid, la II República recibió un tímido envío de casi un centenar de ametralladoras Schawarzlose M. 7 de origen austriaco. La ametralladora Schawarzlose M. 7 había servido en las filas austrohúngaras durante la Gran Guerra consiguiendo una buena fama entre la tropa.