La Gran Guerra (1914-18) alentó a los ejércitos de todo el globo a disponer de cada vez una cantidad mayor de armas automáticas.
Este conflicto vio algunas de las primeras ametralladoras ligeras y fusiles ametralladores. Francia diseñó en medio de la guerra el poco fiable Chauchat M15 que se usó hasta el final. A lo largo de 1918, con la llegada de los expedicionarios estadounidenses, se vio en las trincheras el nuevo fusil automático BAR, de gran robustez. El arma interesó al ejército francés y en la década de 1920 hizo su propio desarrollo en base al mismo. Así es como vio la luz el fusil ametrallador MAC 24/29 fabricado en la Manufacture d’armes de Châtellerault.